miércoles, 21 de abril de 2010

M&M

Milán y Málaga empiezan por M, aquí terminaban las semejanzas entre ambas urbes, sólo podía añadir las dificultades de comprensión idiomática de las primeras semanas (1)…o eso pensaba yo…
Tras más de un mes de estancia, dos mudanzas, hora y media diaria de autobús, 3 compras semanales, 6 copas cada fin de semana, unas cuantas cenas y tapeos, visitas turísticas varias, exposición de Gilbert&George, un par de películas en el cine y otros tantos documentales en el Festival de Málaga, alguna tarde de compras y sobre todo una Semana Santa, puedo decir que la diferencia no es tan franca como creía, si la observación es tenaz el contraste resulta más sutil que en el escrutinio superficial inicial.
Aunque pueda resultar curioso otra palabra que empieza por M las une…Moda, sí, la moda. Las formas y apariencias difieren pero el leitmotiv es único, adaptado acorde con la latitud y costumbres; sobre interpretado en algunos casos y artificiosamente ignorado en otros. Pero tanto en el rechazo como en el fervor se percibe la sumisión al mandato “fashionista”.
Los arquetipos fisonómicos encuentran un nexo de unión en la extrema contraposición con la que se presentan, parecen esforzarse en contrariar los preceptos estéticos del otro lado del Mediterráneo.
Figuras esbeltas, largas cabelleras morenas recogidas en modernos peinados que no se inmutan ni para bajar la basura, acto que no se libra de un retoque de colorete y rimel, contrasta con las batas de felpa y coloridas zapatillas con la que algunos malagueños se libran de los olorosos deshechos semanales.
La difícil decisión a la que me enfrentaba ante mi armario de la via Forze Armate(2)-como si nada más cruzar el umbral de mi bloque se me sometiera a una revisión militar por el superior de turno, adecuando cuidadosamente la indumentaria a la ocasión- deja paso en el confín peninsular a un uniforme más permisivo, por momentos irreverente, donde pasear en pijama de ositos por el Zara del centro comercial, exhibir lorzas y turgencias varias se convierte casi en una cuestión de principios y de raza.

Mi estancia no ha sido muy prolongada en las dos ciudades pero en ambas he vivido la periódica semana de desfiles, en Milán se conoce como Milano Fashion Week, en Málaga como Semana Santa.
Cuando llega el día de la puesta en escena-jornada que tanto tiempo llevan preparando-Armani, Versace, la Cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía y la de la Virgen de los Gitanos ultiman detalles, ajustan vestidos, colocan velos y pañuelos, capas de tela, metros de seda y gasa. Los elegidos corretean alrededor de los protagonistas de la noche, estilistas en un sitio camareras de la virgen en el otro.
Las primeras filas se abarrotan, nadie se quiere perder un detalle; la de Vogue susurra al oído de la Beckham el fracaso del anterior pase, mientras se ajusta el top de encaje de un joven diseñador al que acaba de apadrinar; en la calle Carreterías Juana cuchichea a Manuela el último cotilleo del vecindario a la vez que se recuesta en las recargadas sillas de su salón que ha bajado a la acera para la ocasión, mientras la segunda comprueba que las viandas de la nevera portátil continúan convenientemente empaquetadas.
Llega el momento, se escucha la música, trompetas y tambores, guitarras y sintetizadores. La efigie pasa al fin, contienen la respiración, se entreabren las bocas…y ¡ohhhh! ¡Pero que viva la Virgen y la madre que la parió!

(1) “¿ondeaioío?”=¿donde has ido hijo?-malagueño-
“dove sei stato figlio?”-italiano-.
(2) Calle Fuerzas Armadas

3 comentarios:

tang_ana dijo...

Jajaja, ¡me ha encantado la comparación malagueña-milanesa!!

Me ha dicho un pajarito que te vamos a ver por Casa Pepa dentro de poco, ¡a ver si es verdad!

ginés dijo...

¿para cuando una tercera M (adrid) ?

ginés dijo...

¿para cuando la tercera M (adrid)?